domingo, 3 de febrero de 2008

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Y quién te creo en la blasfema frente del conciente

Reclamaste vidas que nunca conociste

Extrañas la forma en que besabas a tu mascota en la tardes por el jardín

No duele como se apaga la luz, no duele como se opacan las caricias

Costumbre amada, quisiste tanto cambiar el rumbo esperado

Recogiste el silencio de quienes te dejaron y seguiste lo que siempre evitaste

El zumbido de los oídos ensordecidos te indican el desagrado de tu vida

Quitaste el absurdo de tu lengua materna por el razonamiento de un hombre que tiembla.

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